Dicen por allí que las flores son sólo para las mujeres, sin embargo, día a día el gusto y admiración por las plantas y especialmente por las orquídeas se extiende más, al punto de que es común que los hombres las compren para ellos mismos y no siempre para regalar. Las orquídeas simbolizan belleza, crean ambiente propicio para el erotismo y favorecen las pasiones amorosas.
Detenerse a comprar o cuidar una orquídea demuestra sensibilidad. La compra se basa en numerosos factores. Muchos admiran aspectos de la planta misma, tales como el color, forma, tamaño u olor de la flor, las hojas y las raíces. Otros las compran por motivos asociados a los sentimientos, es decir, les recuerda a un ser querido: a su madre a su abuela que las cultivaba en el patio, y muchos debido a que las tuvieron en momentos especiales, tales como su boda, el bautizo de sus hijos, o en su graduación. En el caso de los más conocedores, las coleccionan en su jardín o en su sitio de trabajo.
Hoy en día contamos con la ventaja de poder mantener nuestras orquídeas en macetas en un área bien iluminada y cálida de la casa o el jardín. Por otra parte, pensar en una planta de orquídea con flores puede transportarnos hasta lo más alto de la rama de un árbol, donde rodeada de naturaleza en su ambiente natural, se nos hace difícil explicarnos cómo viviendo prácticamente del aire las orquídeas puede en un momento dado sorprendernos con una flores tan vistosas y en tanta cantidad. Además, esta familia de plantas es una de las más grandes del reino vegetal y está distribuida por todas las regiones del mundo, excepto en los desiertos. Esto nos indica que contrario a lo que comúnmente se cree, las orquídeas son plantas muy resistentes a condiciones estresantes tales como calor o frío excesivo no prolongado.
Por otra parte, mantener sus raíces sanas es una de las mejores formas de hacer que éstas florezcan. La ventaja es que siendo estas plantas generalmente epífitas, es decir que crecen sobre otras plantas, podemos ver sus raíces. Las raíces, son una muestra del estado de salud de nuestras orquídeas, por lo que podríamos afirmar: “raíces sanas, orquídeas sanas” debido a las siguientes razones: 1) las raíces permiten que las orquídeas se anclen a la superficie donde crecen, 2) llevan agua hacia los bulbos o tallos, 3) permiten que las hojas permanezcan erectas sin resecarse, 4) con la absorción de agua, también se absorben los nutrientes. Las raíces sanas, tienen una coloración blanquecina en toda su extensión, con la punta verde. Son de consistencia dura y se observan pegadas al soporte o sustrato. Otras tienden a salir más arriba en el tallo y permanecer como colgando en el aire. No las elimine ya que ellas alimentan y mantienen sana a su planta.
Las raíces enfermas son las que cambian su coloración a parda o achocolatada, y su consistencia a blanda, pueden ser dañadas por hongos y bacterias que las infectan, por ataque de plagas como caracoles y cochinillas o podrirse por exceso de agua. Una vez que se dañan comienza el deterioro de la planta entera ya que la absorción de agua y nutrientes se interrumpe, además la pudrición puede extenderse hacia otras partes de la planta.
Entre las orquídeas se encuentra la vainilla (Vanilla planifolia L.) es una planta primitiva que crece en forma natural en regiones subtropicales, se desarrolla mejor en climas cálidos, húmedos y de lluvias frecuentes. Esta especie, a diferencia de otras orquídeas es de hábito trepador, es decir que se enreda en los troncos de los árboles. De sus frutos que son unas largas vainas, se extrae la esencia que lleva su nombre, conocida por su peculiar olor y su sabor exótico que también tiene uso medicinal y en la aromaterapia. Entre sus propiedades se pueden citar que es aromatizante, endulzante, antidepresiva y calmante. Está indicada para calmar la ansiedad, depresión y estrés. El aroma de la vainilla nos transporta a los momentos dulces de la infancia, suaviza la atmósfera de tensión, relaja y sorprende agradablemente porque estimula sensaciones y emociones antiguas.
En conclusión, todos podemos tener una orquídea, ya sea en nuestra casa o en nuestro sitio de trabajo. Su belleza y colorido nos inspira; su hábito de vida es austero, lo cual nos da una lección de vida, se mantiene en el tiempo con muy pocos recursos por lo que nos apasiona, su floración nos hace cuidarla y esperar el maravilloso momento con gran expectativa, su belleza es sin igual aunque su sencillez es mayor.
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