Emprender una aventura para contemplar la biodiversidad y sentir que eres parte de ella, es posible en Venezuela. Cuando miras a tu alrededor te encuentras con montañas, playas, ríos, árboles, flores y mariposas. Si afinas la vista, encuentras arañas tejiendo su tela entre las hojas de plantas de tu jardín, o pegones polinizando día a día los cultivos, filas de hormigas y bachacos en su búsqueda continua de alimentos. Cuando tomas conciencia de que Venezuela es el décimo país megadiverso del mundo, la percepción de tu entorno cambia, te sientes único en el Universo, solo quieres amarla y conservarla desde el sentimiento y la vivencia.
En Venezuela, cuando el viento caliente sopla moviendo las hojas del Samán y dispersa las semillas algodonosas de la ceiba, la quietud de paisaje se mantiene y el hilo de una cometa que eleva un sueño de infancia, parece entrar en un compás de espera junto al canto de las chicharras. Los árboles emblemáticos están llenos de flores: el araguaney, el apamate, el bucare y otros caducifolios exhiben sus frutos como el flamboyán y la ceiba. Desde allí, los cocuyos o chicharras despliegan sus alas para emprender el vuelo y entonar su canto casi prehistórico anunciando que ha llegado el mes de mayo y pronto lloverá.
Aferrada a la corteza texturizada de los árboles y con desprevenida majestuosidad, la flor de mayo (Catleya mossiae), es la flor nacional de Venezuela, una especie de orquídea considerada la reina de las flores. Pertenece al género Cattleya de América tropical, florece en los meses de marzo, abril y mayo. Cual verdadera reina, la flor de mayo exhibe pétalos enormes de color violáceo a manera de un sutil vestido en el que destaca “el labelo”, pétalo con fruncido gracioso y tonalidades de violeta y lila que lo iluminan con destellos de amarillo y naranja. De este modo, como una verdadera reina, la flor de mayo destaca entre todas las demás por su hermosura natural y su exquisita fragancia.
@mariaferrarotto
An adventure to contemplate biodiversity and feel that you are a part of it, is possible in Venezuela. When you look around you come across mountains, beaches, rivers, trees, flowers and butterflies. If you sharpen the view, you can find a spider weaving its net among the leaves of plants in your garden, or bees pollinating crops day after day; rows of ants and big ants in its continuous search for food. When you become aware that Venezuela is the tenth diverse country in the world, the perception of your environment changes, you feel alone in the universe, you just want to love and keep it from feeling and experience.
In Venezuela, when the hot wind blows the leaves of the saman tree move and the cottony seeds of the ceiba tree are dispersed. The quiet landscape seems a picture were thread of a kite rises with a childhood dream, seems to enter in a holding pattern along with the song of the cicadas. Emblematic trees are full of flowers: the araguaney, the apamate, the bucare and other deciduous only exhibit their frutis as flamboyant and ceiba. From there, the cicadas or fireflies spread their wings to flight and sing their almost prehistoric song announcing that May has come and soon will be rain.
Clinging to the textured bark of trees and with an unconscious majestic, May flower (Cattleya mossiae) is the national flower of Venezuela. An orchid species considered the queen of flowers. It belongs to the genus Cattleya of tropical America, blooms in the months of March, April and May. As a real queen, shows enormous purplish petals as a dress in a subtle way that highlights "the labelus" petal with funny frowning and shades of purple and lilac with flashes of light as yellow and orange. Thus, as a queen, “May flower” stands out from all others by its natural beauty and exquisite fragrance.
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