La agricultura de las cordilleras y altiplanos andinos, está basada en cultivos, prácticas, herramientas y métodos de trabajo desarrollados independientemente.
Algunos autores la consideran una de las agriculturas más pobres de la tierra. Sin embargo, en la actualidad es admirada como una agricultura original, que emerge en forma autónoma en sitios elevados de las cordilleras y altiplanos, incluyendo los páramos andinos. Allí, sus pobladores han domesticando especies de antiguo cultivo y siguen usando a los burros y bueyes como complementos para el trabajo de la tierra, de una manera sostenible en el tiempo.
Hoy en día visitar las regiones andinas de Venezuela, es una experiencia que permite admirar y valorar a hombres y mujeres que cultivan zanahoria, papas, ajos, lechuga, frijoles, brócoli, ajíes, calabazas entre otros cultivos en pendientes inclinadas, en ausencia de equipos mecanizados embebidos en un paisaje donde parecen ser irreales.
Por otra parte, la belleza del paisaje, la quietud de las escenas donde el tiempo parece casi detenerse evocan viejas tradiciones. La arepa pelada, la sopa de arvejas amarillas, las truchas y la dulcería elaborada en forma artesanal no tienen comparación alguna con las de las marcas más sofisticadas.
Durante mi visita tomé estas imágenes que reflejan un poco parte de lo que es el paisaje agrícola de esta zona, patrimonio agrícola del país.